
Después de 32 años, un buen puñado de jinetes del Farnesio, del tercer reemplazo de 1990, que coincidieron en el Escuadrón Mecanizado del Grupo Acorazado I/12, volvieron al Regimiento. No para marcar el paso, ni cubrir imaginarias, ni conducir sus veteranos TOAs.
Era su segunda reunión, tras otra celebrada en octubre del pasado año en Valladolid, en las puertas del añorado cuartel «Conde Ansúrez» de la carretera de Madrid; y en esta ocasión, iban a tener la oportunidad de recordar las anécdotas y las vivencias de aquellos años en la nueva sede del actual Regimiento de Caballería «Farnesio» 12, en la Base Militar El Empecinado de Santovenia de Pisuerga (Valladolid).
Tuvieron como guía al teniente Fernando Cebrián, quien les ofreció un simpático recorrido por el museo de vehículos acorazados que adornan el primer tramo de la Avenida del Zar Nicolás II, paseo al sol otoñal sobrevolado por algún que otro indolente milano, en el que el teniente fue acompañando las explicaciones técnicas sobre los vehículos con chascarrillos, anécdotas y recuerdos. Aunque, ¡oh decepción!, aún no se exhibe ningún TOA de aquellos sobre los que estos mozalbetes del 90 desplegaban tan a menudo en el campo de maniobras de Renedo.

Después, otro recorrido por la sala histórica del Regimiento, en la que pudieron conocer algo de los casi 375 años de historia del viejo tercio de Hessen-Homburgh, descubrir el porqué de la relación del zar Nicolás II con su regimiento, y evocar sus jornadas de tiro con las «doce setenta», aquellas otras marchas vestidos con los trajes NBQ, el barro del campo de maniobras, al capitán Nieto, al sargento Fulano o al teniente Mengano; e incluso, reconocerse en las imágenes de algún álbum de fotografías.
Casi tres horas de visita, en la que les acompañamos, y que a buen seguro refrescaría la memoria y el recuerdo de estos antiguos y nobles soldados de Farnesio, cuyas sienes ya platean con las nieves del tiempo, pero que mantienen intacta la evocación, tal vez nostálgica, tal vez alegre de esos tiempos ya lejanos de la aún más lejana «mili». Ojalá que podáis volver pronto de nuevo a El Empecinado, soldados.


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